sábado, 28 de enero de 2017

EL CINTURON NEGRO



Una de las cosas que uno oye hablar del Jiu Jitsu Brasileño, a parte de su dureza y efectividad en el combate, es lo mucho que se tarda en conseguir el cinturón negro. En muchas ocasiones, he intercambiado opiniones con otros artistas marciales de otras disciplinas, que se extrañan o muestran su desacuerdo en los numerosos años que se tarda en otorgar los cinturones.

La media de tiempo en la consecución del grado de cinturón negro está alrededor de los 12 años entrenando regularmente, y no es raro superar holgadamente estas cifras los practicantes normales y no "profesionales". No es infrecuente que nuestros profesores nos cuenten que pasaron más de 5 años "atascados" en algún cinturón. Con esta perspectiva, parece obvio que sólo entre el 1-3 % de practicantes alcancen el deseado cinturón negro.

¿ Cuales son los motivos de esta lentitud ? Por un lado siempre se atribuye a la dificultad técnica pero quizás haya también un poco de tradición y diferenciación.

EL combate en el suelo es muy técnico y complicado. Existen miles de técnicas y conceptos que afectan para su realización todas las extremidades y partes del cuerpo. Aprenderlas, y adquirir la coordinación es sumamente lento. Aun llevando 5 o 6 años, te das cuenta que estás en pañales y ves lejano el día en que te muevas como los cinturones altos que llevan más tiempo. Además suele haber casi siempre, un lento proceso de adaptación de nuestro cuerpo en cuanto a forma física, hábitos alimenticios, etc. que acaban siendo necesarios para sobrellevar correctamente y sobrevivir a un deporte tan competitivo y duro como el bjj. Es lo que llamamos bjj life style. Independientemente de la edad, uno empieza a querer mejorar físicamente para hacerlo mejor en los tatamis. Esto conlleva, independientemente de la edad, el querer perder el peso de más, comer mejor, y complementar con otros deportes para mejorar físicamente (fuerza, flexibilidad, coordinación).

Estos motivos técnicos, no son sólo suficientes, en mi opinión, para explicar los muchos años de trabajo y esfuerzo. Hay un componente de diferenciación que se pretende respecto a otras artes marciales. Se trata de que un cinturón negro tenga un componente de madurez (física y psicológica) para otorgarle el grado de maestro o profesor. Este es uno de los motivos que no se pueda graduar hasta cinturón negro a niños o adolescentes por mucho que dominen la técnica y años lleven.
Hay una tradición no escrita, que indica que un cinturón negro de bjj tiene que haber pasado una serie de procesos en su camino, de superación, esfuerzo, progreso, de manera que cuando llegue a ese nivel, sea un profesor que enseñe los valores del arte. No se concibe que en 3 o 4 años se pueda adquirir esta experiencia y madurez (en general).

Cuando uno entrena bjj, en un principio, tiene una cierta preocupación por sus graduaciones, y con paciencia y mucho esfuerzo, sueña con el día que pasará al siguiente cinturón. Pasados esos primeros años, llega un momento en que uno empieza a comprender que el camino empieza a parecer interminable, y esta ansia en las graduaciones empieza a desaparecer. Uno empieza a darse cuenta que no puede estar practicando 10, 15 años o incluso más, por un trozo de tela. Son demasiados esfuerzos, dolores, lesiones, problemas familiares y deportivos, dinero gastado sólo por esperar un cinturón. Es cuando comprendes que estás aquí porque te gusta, y porque se ha convertido en tu vida y el cinturón es lo de menos. Es cuando te das cuenta que quieres practicarlo para siempre aunque no llegues a ese cinturón negro, o a ser el campeón que un día quisiste ser. Sólo esperas convertirte en un anciano que va al tatami y sigue compartiendo buenos momentos con sus amigos y compañeros.

No puedes practicar Bjj porque quieres obtener un cinturón negro. Tienes que practicar Bjj porque lo amas.




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